
El recluso, de 58 años y que cumplía una condena de diez años por robo, recibió una llamada durante un control rutinario de celdas. En ese momento los funcionarios escucharon un teléfono sonar en la retaguardia del hombre y se percataron de que algo ocurría.
El preso fue enviado al Hospital donde una radiografía desveló que, además de llevar un móvil metido en el trasero, también llevaba un “kit de manos libres”.
El pasado viernes fue devuelto a la prisión ya sin los aparatos dentro. Por el momento se desconoce dónde acabó el teléfono una vez salió de ahí y, lo más importante, la identidad de la persona que se comunicaba con él.
El trasero es el medio más utilizado en la cárcel para meter y sacar objetos y algunos presos son capaces de convertir su cavidad en un auténtico almacén.
Te invitamos a dar clic en
Con Información de abrelaboca ✔ @javieroliverct
Advertisement