
México, 29 de abril de 2018.- Al menos tres de los implicados en la desaparición de los tres estudiantes de cine comenzaron su camino criminal con robos, hasta convertirse en presuntos sicarios.
De acuerdo con registros periodísticos y reportes de Fiscalía, Juan Carlos Barragán González, alias "El Canzón", a sus 24 años, fue detenido el 7 de abril de 2011 cuando ingresaba a un domicilio donde había cerca de 3 mil 500 partes de auto robadas, en la Colonia Medrano.
Aunque no se informó el resultado de este proceso, para el día 11 de septiembre de ese mismo año fue capturado nuevamente, acusado de robar una cadena a una mujer en la Colonia Sagrado Corazón.
Era líder de la célula que desapareció a los alumnos de cine y fue ejecutado a tiros el pasado 2 de abril, presuntamente para borrar evidencia del asesinato de los estudiantes.
Gerardo González González, alias "El Cochi", uno de los detenidos, había sido capturado el 30 de noviembre de 2010, a los 20 años, cuando presuntamente intentaba atracar a una persona con una botella rota, en el centro de Guadalajara.
"El Cochi" se convirtió en sicario y fue el encargado de llamarle a "QBA" para desaparecer los cuerpos, según las indagatorias.
Finalmente, Christian Omar Palma Gutiérrez, nombre del rapero "QBA", de 20 años, habría iniciado también con robos a persona con arma de fuego, incluso desde antes de cumplir la mayoría de edad, según informes de la Fiscalía.
Después fue reclutado por la delincuencia organizada y se especializó en la disolución de cuerpos; la Fiscalía lo investiga por al menos otra desaparición por este método, registrada de igual manera en Amapola 450.
Cuestionado al respecto, Rubén Ortega Montes, investigador del CUCiénega, opinó que el factor criminógeno que lleva a los criminales a cometer delitos cada vez más violentos es la impunidad.
El especialista aseguró que sólo entre el 2 y el 3 por ciento de los delitos que se cometen en Jalisco recibe castigo.
Por su parte, el abogado penalista Jorge Huerta Partida criticó que en el Sistema Acusatorio Adversarial, bajo el principio de inocencia no se le puede fijar una garantía por la reparación del daño a los detenidos, y casi no hay delitos que ameriten prisión preventiva, por lo que salen libres y vuelven a delinquir sin miedo.
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